Pluralismo significa asumir que vivimos en sociedades donde coexisten distintas concepciones sobre lo que es bueno y lo que es malo...
Pluralismo significa asumir que vivimos en sociedades donde coexisten distintas concepciones sobre lo que es bueno y lo que es malo. Pluralismo significa convivir a la vez en el consenso y en el disenso, en una diversidad provisionalmente unificada. Y digo provisionalmente porque no caben ya los valores absolutos ni los principios universales. En este contexto resultan admirables, pero un poco inútiles, los titánicos esfuerzos de un Habermas y un Rawls para encontrar una nueva racionalidad que fundamente el orden social. Así, por ejemplo, Rawls destaca la importancia de la justicia entendida como equidad
(fairness) . La justicia sería la primera virtud de las instituciones sociales. La justicia –prioridad de lo correcto
(right) sobre lo bueno
(good) - haría posible la convivencia pluralista. Es un enfoque neokantiano que se opone al utilitarismo. Habermas comparte con Rawls esa propensión a dar prioridad a la justicia sobre el bien. Y ya digo que todo esto es muy digno de admiración. Lo que ocurre es que uno se siente más identificado con aquellos que se contentan con el
modus vivendi de una permanente negociación y compromiso. Uno duda de que sea posible una teoría normativa basada en un conjunto de
principios universales . Decía Wittgenstein que la racionalidad pertenece al lenguaje y que el lenguaje genera mil juegos, con diferentes reglas para cada uno. (Grouxo Marx lo expresaba de otro modo: “Éstos son mis principios, y si a usted no le gustan, tengo otros”). En todo caso, el consenso siempre es provisional.
Fuente: Variaciones 95. Salvador Pániker. Areté. Barcelona. 2002.
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