Podemos entender un poco cómo funciona un sistema, pero nos interesaría <i> predecir </i> su comportamiento...

Podemos entender un poco cómo funciona un sistema, pero nos interesaría predecir su comportamiento. Ahora bien, los sistemas complejos muestran comportamientos inesperados . Una perturbación en uno o varios elementos repercute en otros, dando lugar a respuestas que suelen ser no lineales. La teoría del caos es el nombre con que se ha popularizado la rama de las matemáticas llamada dinámica no lineal . Lo interesante de los sistemas con dinámicas no lineales no es que sean confusos y desordenados, como parece sugerir la palabra caos, ni siquiera que sean complicados, sino que generen una gran complejidad a partir de unas interacciones relativamente simples porque son muy sensibles a las condiciones iniciales y las pequeñas diferencias resultan luego enormemente amplificadas, disminuyendo la capacidad de predicción muy rápidamente, como ocurre en meteorología. Recordemos la exagerada y habitual metáfora, el batir de un ala de mariposa en Brasil que genera un tornado en Texas, exagerada porque no es el batir del ala lo que genera el tornado. Lo que significa esta metáfora es que, aun siendo el sistema determinista, es intrínsecamente impredecible porque es imposible conocer, con el casi infinito detalle necesario en un sistema tan sensible, cuáles son las condiciones iniciales. Al fumar, el tenue hilo gris azulado asciende, se enrosca y dibuja torbellinos en el aire que crecen y se difuminan. Nadie podría predecir el dibujo exacto que hará el humo en su trayectoria porque cualquier detalle nimio la modifica, aunque podamos esperar , eso sí, que el humo suba y que lo haga describiendo espirales y remolinos (algo es algo). Los sistemas caóticos son impredecibles en el detalle, aunque conozcamos las ecuaciones matemáticas que los generan . Los comprendemos, puesto que sabemos estas ecuaciones, pero comprensión no equivale a predicción.

 

Fuente: Biografía del mundo. Jaume Terradas. Ediciones Destino. Barcelona. 2006.

 

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