Recientemente, J.Bibow ha escrito que “según el mito alemán la salud de una economía descansa en precios estables y en presupuestos públicos equilibrados...

Recientemente, J.Bibow ha escrito que “según el mito alemán la salud de una economía descansa en precios estables y en presupuestos públicos equilibrados. No hay que olvidar, sin embargo, que la buena salud económica de Alemania, que antes operaba en un régimen de tipos de cambio fijo, procede de la relativa estabilidad de los precios, ya que menores ritmos de inflación respecto de los competidores comerciales europeos engrasan el motor de exportación del país. El éxito del modelo alemán, básicamente mercantilista, requiere que los demás miembros de la zona se comporten de manera diferente. Mientras Europa convergía de acuerdo con la norma de estabilidad del 2% anual, Alemania lo rebajaba a un nuevo estándar, basado en costes laborales nominales estables. Con el tiempo, la acumulación de ventajas competitivas se ha consolidado y ha elevado como antes las exportaciones germanas. En cambio, los países que se adaptaron a la norma de la Unión europea del 2%, como Francia o bien países que como en el caso de España o de Italia la superaron, han visto erosionada su competitividad en relación con Alemania”.

El nivel de los precios viene determinado por el de los costes laborales, que a su vez dependen básicamente de la productividad y de las rentas que reciben los trabajadores. En Alemania, el nivel general de los precios ha tenido crecimientos imperceptibles entre los años 2000 y 2010; concretamente, en el año 2010 los precios crecieron un 0,6% frente al 1,6% del resto de la zona euro.

En cuanto a la productividad, en los años anteriores a la crisis, la economía alemana (junto con la holandesa) creció por encima de la media de la zona euro, por delante de Francia, España y Portugal, que lo hicieron según la media, mientras que Bélgica e Italia destacaron por moverse por debajo de esta. Superaron a Alemania, Finlandia y Austria y sobre todo a Polonia, Irlanda y Grecia.

En cuanto a la compensación recibida por los trabajadores, destaca especialmente la situación atípica de Alemania, donde los salarios crecieron por debajo del promedio de la zona. Austria, Francia, Bélgica e Italia se atuvieron más o menos a esta media; por el contrario, España, Portugal y Finlandia y, sobre todo, Grecia e Irlanda dispararon los incrementos salariales antes de 2008.

La consecuencia de ello es que los costes laborales de la industria manufacturera alemana se han alejado durante estos años del grupo de países de salarios altos, como Francia, Países Bajos, Bélgica, Finlandia y Austria, que han seguido la evolución media de la zona euro, en tanto que Grecia, Portugal, España e Italia lo han hecho por encima de ella.

 

Fuente: Cinco ensayos sobre la crisis. Josep M.Bricall. RBA Libros.Barcelona.2013.

 

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