Si consideramos al sistema nervioso el primer ordenador de nuestro cuerpo, el sistema endocrino sería el segundo ordenador...
Si consideramos al sistema nervioso el primer ordenador de nuestro cuerpo, el sistema endocrino sería el segundo ordenador. A diferencia del primero, no trabaja con señales eléctricas, sino solamente con señales químicas; ésta es la razón de que sea más lento y más difuso en su forma de actuar. El hecho de que tengamos dos sistemas tan diferentes para el procesamiento de la información, es consecuencia, como era de esperar, de la evolución. El sistema de transmisión química es el más antiguo. Las hormonas también son empleadas por los seres vivos que no tienen sistema nervioso, como por ejemplo las plantas. Ambos sistemas se desarrollaron juntos y se complementan. Todos los órganos, del mismo modo que están relacionados a través del sistema nervioso, también están conectados a través del sistema hormonal. Entre ambos sistemas existe una estrecha interacción. El cerebro es, por ejemplo, una importante glándula que influye desde el punto de vista hormonal en todas las funciones corporales a través del hipotálamo y de la glándula pituitaria, la hipófisis. También es, al mismo tiempo, el órgano destinatario de numerosas hormonas. El sistema hormonal y el sistema nervioso vegetativo comparten el trabajo de la regulación de los procesos del cuerpo. Las hormonas son puestas casi siempre en circulación desde el lugar donde son sintetizadas. Se distribuyen por el cuerpo, y producen efectos donde los receptores especiales para ellas pueden acogerlas. El vínculo específico de la hormona con su receptor desata una avalancha de señales que finalmente provoca la respuesta típica de la célula diana. Todas las células diana poseen receptores para las distintas hormonas. De ese modo, se las puede estimular para que tengan reacciones contrarias a su naturaleza. De igual manera, una determinada hormona puede tener, con frecuencia, efectos distintos en las células diana de los distintos tejidos. La adrenalina, por ejemplo, disminuye la irrigación sanguínea del tracto digestivo, pero al mismo tiempo eleva la del músculo esquelético. Hay por lo tanto, como en el caso de la radio, emisores y receptores, y en medio una difusión pareja y abierta de la señal. Mientras que los nervios transmiten informaciones en fracciones de segundo, las hormonas necesitan para hacer lo mismo minutos, o incluso horas.
Fuente: Vida, naturaleza y ciencia. Detlev Ganten,Thomas Deichmann,Thilo Spahl. Santillana Ediciones Generales. Madrid. 2004.
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