Tanto padece el oído como los demás sentidos. ¿Qué digo tanto? No hay sentido que tanto los padezca ni tan dañoso como el oído...

Tanto padece el oído como los demás sentidos. ¿Qué digo tanto? No hay sentido que tanto los padezca ni tan dañoso como el oído; porque la vista padece el engaño del afeite; el gusto, descubrimiento del manjar; el tacto, la aspereza del toque; el olfato, el mal olor; y en ningún engaño de estos hay peligro de gran riesgo; pero el oído es el sentido por el cual recibe el hombre mayores daños, mayores dañosos golpes; las heridas grandes del instrumento y del arma (la lengua), más peligrosa que cuantas la naturaleza ha criado ni inventado el arte.

 

Fuente: Obras completas. Francisco de Quevedo y Villegas. Aguilar S.A. de ediciones. Madrid. 1990.

 

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