Teoría y práctica. Se debe investigar, analizar y criticar las diversas formas en que se ha presentado en la historia de las ideas el concepto de unidad de la teoría y de la práctica...

Teoría y práctica. Se debe investigar, analizar y criticar las diversas formas en que se ha presentado en la historia de las ideas el concepto de unidad de la teoría y de la práctica, pues parece indudable que todas las concepciones del mundo y todas las filosofías se han preocupado de este problema. Santo Tomás y la escolástica afirmaban: “Intellectus speculativa extensione fit practicus” (la teoría se hace práctica por simple extensión); es decir, afirmaban la necesaria conexión entre el orden de las ideas y el de la acción. Aforismo de Leibniz, tan repetido por los idealistas italianos: “Quo magis speculativa, magis practica” , referido a la ciencia. La proposición de G.B. Vico, “verum ipsum factum” , tan discutida y diversamente interpretada (cfr. El libro de Croce sobre Vico y los demás escritos polémicos del propio Croce), y que Croce desarrolla en el sentido idealista de que el conocer es un hacer y que se conoce lo que se hace, fórmula en la que el término “hacer” tiene un significado particular, tan particular que no significa nada más que “conocer”, con lo cual todo se resuelve en una tautología (concepción que, sin embargo, se debe poner en relación con la concepción propia de la filosofía de la praxis).

Puesto que toda acción es resultado de voluntades diversas, con distintos grados de intensidad, de conciencia, de homogeneidad con todo el complejo de la voluntad colectiva, es evidente que la teoría correspondiente e implícita será una combinación de creencias y puntos de vista igualmente separados y heterogéneos. Sin embargo, hay una plena adhesión de la teoría a la práctica, dentro de estos límites, y en estos términos. Si se plantea el problema de identificar la teoría y la práctica, se plantea en este sentido: construir sobre una determinada práctica una teoría que, coincidiendo o identificándose con los elementos decisivos de la práctica misma, acelere el proceso histórico en acto, haciendo la práctica más homogénea, coherente y eficiente en todos sus elementos, es decir, potenciándola al máximo, o bien, dada una cierta posición teórica, organizar el elemento práctico indispensable para su puesta en acción. La identificación de la teoría y la práctica es un acto crítico, con el cual se demuestra que la práctica es racional y necesaria o que la teoría es realista y racional. Por esto el problema de la identidad de la teoría y la práctica se plantea especialmente en los momentos históricos llamados de transición, es decir, de movimiento de transformación más rápido, cuando las fuerzas prácticas desencadenadas exigen realmente ser justificadas para ser más eficientes y expansivas, o se multiplican los programas teóricos que también piden ser justificados realísticamente en la medida que demuestran ser asimilables por unos movimientos prácticos que sólo de este modo se hacen más prácticos y reales.

 

Fuente: Introducción a la filosofía de la praxis. Antonio Gramsci. Edicions 62. Barcelona. 1970.

 

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