Una de las mejores imágenes del zen y el tao es ser como un bambú...

Una de las mejores imágenes del zen y el tao es ser como un bambú. Podéis sentir el peso en vuestros hombros, pero en vez de resistiros, debéis doblaros como una caña y entonces, en el balanceo, es cuando vencéis el peso. En vez de resistir la energía, tenéis que usarla como impulso.

Ahora extended vuestros brazos hacia arriba, por encima de la cabeza. Cada uno de vosotros, unid vuestras manos y estiraos en toda la longitud de vuestro cuerpo. Seguid haciéndolo e imaginad la energía que sube. Ahora permitid que vuestras manos se separen y que vuestros brazos fluyan hacia fuera y bajen a vuestros costados. Podéis sentir cómo esta energía se mueve desde arriba, hacia fuera y hacia abajo describiendo un círculo. El largo de vuestro brazo se transforma en la curva de una pelota; su energía surge con fuerza y luego baja. Al permitir que vuestro brazo se suelte, experimentaréis el alivio de esa sensación en vuestro cuello y pecho, disfrutad del descenso.

Cuando la energía se almacena en nuestro interior sin una descarga natural, comenzamos a generar tensión. Debido a que la energía es la fuerza que nos da vida diariamente, debemos aprender a estar con ella, a liberarla cuando sea necesario y a regenerarla. Esta vez, cuando se liberen vuestras manos, intentad que también se asiente el cuerpo: soltad un poco vuestras rodillas y hundíos ligeramente.

Algunos de vosotros os olvidáis de respirar. Cuando relajéis los brazos, soltad también ese aire y dejadlo salir. Podéis comenzar a descubrir la coordinación natural de vuestra inhalación-exhalación al hacer este simple movimiento de estiramiento y expansión, al que le sigue un suave dejarse ir cuando bajáis los brazos.

 

Fuente: La esencia del T'ai Chi. Chungliang Al Huang. Editorial Sirio. Málaga. 1999

 

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