Uno de los propósitos elementales de Smith en La riqueza de las naciones era atacar esta perspectiva y los errores y prejuicios en que se basaba...(Dennis C.Rasmussen)

Uno de los propósitos elementales de Smith en La riqueza de las naciones era atacar esta perspectiva y los errores y prejuicios en que se basaba. El simple hecho de que se dispusiera a investigar la fuente de la riqueza de las naciones (en plural) demuestra cuánto difería su mentalidad de la de los mercantilistas. Para Smith, el comercio no era un juego de suma cero: las ganancias de Francia no se traducen en pérdidas para Gran Bretaña, sino todo lo contrario. Ambas naciones se pueden beneficiar del comercio entre ellas. Según su opinión, la idea de que el comercio es una contienda en los que una de las partes siempre sale perdiendo emana principalmente de “un prejuicio y una animadversión nacionalista” e infantil, aunque los intereses privados de los mercaderes la refuerzan. En Discursos políticos, Hume había adoptado una perspectiva igual de cosmopolita, e iteró la premisa en un ensayo añadido en 1758, titulado “Sobre la envidia en el comercio”. En contraposición con la “visión cerrada y mezquina” que lleva a las naciones “a observar con suspicacia el progreso foráneo, a considerar rivales a todos los Estados comerciantes” Hume expone, tal y como Smith hizo más Adelante, que si una nación tiene socios comerciales prósperos, sale ganando, no perdiendo. Al fin y al cabo, cuando a nuestro socio comercial le va bien, tiene recursos para comprar nuestros bienes, y podemos sacar partido de sus inventos y avances. Por eso, al final del ensayo, Hume proclama sin rodeos que no solo como persona, sino también como británico, reza  -sí, reza-  para que a Alemania, España, Italia e “incluso a Francia” les vayan bien las cosas.

 

Fuente: El Infiel y el Profesor. Dennis C.Rasmussen. Arpa y Alfil Editores. Barcelona. 2018.

 

« volver