Yo creo que ser demócrata es ser de izquierdas. La cosa, así planteada, parece significar amputarle a la derecha la cualidad de demócrata...

Yo creo que ser demócrata es ser de izquierdas. La cosa, así planteada, parece significar amputarle a la derecha la cualidad de demócrata. No es así. Pero te voy a dar mis razones. La democracia es un proceso “interminable” porque continuamente han de surgir nuevas situaciones que obligan a su discusión y a darles su cauce. No se puede frenar la serie de cambios que la propia sociedad promueve por su huida hacia delante, y que obliga a tomar decisiones sobre ellas. Situaciones ahora mismo impensables. ¿Quién iba a pensar los problemas sociales que se generan tras los progresos de la ingeniería genética, de la fecundación asistida o de la explotación espacial? Por tanto, no podemos decir que se ha llegado a un punto en el que el edificio político ha sido ultimado. No, no, lo que vaya a ocurrir lo desconocemos porque ocurrirá de una manera absolutamente inédita. Pensemos en las parejas de hecho, en el matrimonio de homosexuales, en la adopción de niños por parte de parejas homosexuales... Hechos sociales que no existían, y que quedaban subsumidos en problemas psicológicos, individuales, de excepción. A la democracia le ocurre lo que al derecho, que es casuístico, porque el número de vectores que convergen para dar lugar a eso que denominamos un problema jurídico es infinito. Entonces un demócrata es el que se enfrenta al problema y da soluciones razonables, de ninguna manera calcadas sobre un molde previamente estatuido y, en consecuencia, inmovilista. Quien no acepte que las cosas son así está intentando frenar no ya el progreso sino el proceso lógico de cambio que la sociedad, como un organismo móvil, ha de suscitar reiteradamente. Un conservador es el que piensa que las cosas están bien como están y que es suficiente con lo logrado. Pero la sociedad es un cuerpo vivo que va siempre por delante de las normativas existentes, como la medicina está al tanto de las nuevas patologías y debe hacer suyos los problemas del sida, de las “vacas locas”, de las posibilidades técnicas de los nuevos tratamientos surgidos de la bioquímica, por ejemplo.

Para mí está claro, es demócrata aquel que está dispuesto a recibir lo nuevo y a darle una estructura formal mediante leyes. Ser demócrata exige la conciencia de la dinámica y evolución sociales.

 

Fuente: Carlos Castilla del Pino. Anna Caballé. Ediciones Península. Barcelona. 2005.

 

« volver