CAOS INFORMATIVO

Focus: Sociedad
Fecha: 07/01/2022

Con cierta frecuencia, algunos lectores que llevan años siguiendo mis columnas me preguntan cuáles son mis fuentes de información habituales. En los últimos meses se ha despertado más interés por esta cuestión. Trataré de exponer sucintamente mi operativa personal en la actualidad.

Una primera observación es que mis áreas de interés son el mundo internacional y Catalunya. Excluyo lo que ocurra o pueda ocurrir en España. Ni la lotería nacional, ni los problemas de Castilla la Mancha, ni las declaraciones del presidente de la Comunidad aragonesa, ni los rifirrafes entre los políticos del PP, ni los proyectos políticos de la vicepresidenta del gobierno Sánchez son temas que ocupen mi tiempo. Además de todo esto los catalanes, si así quieren, están bien servidos, ya que aparte de la basura mediática madrileña (prensa, radio y televisión), cuentan con la contribución entusiasta de los medios privados catalanes (con la pequeña excepción del El Punt Avui) y de los medios públicos, con TV3 y Catalunya Radio en clave autonómica y Betevé en clave españolista.

Desde una óptica empresarial y en una economía de libertad de mercado que busca maximizar el rendimiento, no entiendo como a ningún inversor no se le ha ocurrido poner en marcha una plataforma de comunicación (televisión, radio, etc.) orientada exclusivamente hacia el mercado catalán independentista, donde se informe sobre Catalunya y el mundo como si nuestra nación fuera un Estado independiente. Y no hay que ser necesariamente independentista para ocupar ese espacio; basta con saber qué significa posicionarse en términos de estrategia de marketing y leer o haber leído previamente el manual de Al Ries y Jack Trout sobre el tema. Joan Font lo tuvo muy claro cuando llevó adelante su proyecto Bonpreu, pues como él ha dicho repetidas veces su decisión y enfoque fue empresarial, no político. Y ha acertado.

Dicho esto, sobre Catalunya hay que documentarse necesariamente a través de los digitales de prensa online. Hay muchos, pero pocos merecen atención. Destacaré “Vilaweb”, donde un infatigable Vicent Partal (probablemente el periodista mejor informado del país), cuenta además con la acerada pluma de Ramón Barnils (que recuerda la capacidad rupturista de su padre) y con la sabiduría de Joan Ramon Resina. “Vilaweb” es, de todos los digitales más conocidos, el mejor posicionado en el horizonte antes descrito para operar en un Estado independiente. Añadiré “El Nacional.cat”, con su director José Antich a la cabeza, bien acompañado por Jordi Barbeta y sobre todo por Agustí Colomines, donde la lucidez y la distancia higiénica de los hechos van parejas. Al “Nacional” le sobran los chismorreos sobre “ricos y famosos”, con cierta obsesión por lo que hacen y dejan de hacer los chicos y chicas de TV3. Podrían hacer una edición limitada para los no interesados en la movida. A continuación situaríamos “El Món”, donde la contundencia de Salvador Cot viene acompañada por el rigor de uno de los mejores y menos conocidos analistas políticos catalanes (Xavier Díez), que en otros países destacaría como figura mediática. La lista se amplía con la buena voluntad de “La Republica” y sobre todo de su editor Joan Puig; de “Racó Català” y aquí se ha de hacer mención de Francesc Abad, un experto en descifrar el valor de los sondeos sobre la intención de voto y de sus sistemas de manipulación; de “Nació Digital”, un veterano de la corriente independentista con sus más y sus menos; de ”L’Unilateral” (donde no tienen cabida los no independentistas); de “Públic” (que ha de pagar un peaje previo a las veleidades de Jaume Roures-Mediapro); de la combativa “Directa” y de unos pocos más.

En otro capítulo podríamos incluir al semanario (en papel y online) “La Republica”, claramente independentista, bien dirigido por Carles Ribera; “Crític” (escorado hacia “en Comú Podem”) con un buen equipo de redactores, en el que sobresale Sergi Picazo; “Núvol”, más cultural, donde un exquisito Joan Burdeus destripa la realidad para las élites afines. Un caso aparte es “VIA Empresa”, especializado en el mundo económico y empresarial, bien dirigido por Víctor Costa y con un excelente grupo de colaboradores.

Ya hemos dicho que los teóricos grandes medios privados que se editan en Catalunya interpretan que ésta forma parte de España, y así orientan sus contenidos. Aquí situaremos al grupo Godó y a su periódico de cabecera “La Vanguardia” (el que se mueve no sale en la foto) y a su cadena de radio RAC1. Esta cadena es algo extraño en el grupo, pues sus programas más exitosos y más rentables se salen del guion españolista. Se diría que cuentan con un permiso de libertad vigilada, a cambio –eso sí-  de los saneados ingresos que le proporcionan por su impactante “share”. Luego tenemos “El Periódico” (que continúa siendo el tebeo de sus orígenes, aunque haya cambiado de propietario), y prácticamente al resto de la prensa regional. El “Ara”, que nació con una teórica voluntad de ruptura con el sistema español, ha acabado doblegado por la línea de abajo de la cuenta de resultados. Tanto los accionistas mayoritarios como los periodistas del equipo inicial han bajado sus aspiraciones y hoy se mueven en la ambigüedad autonomista. Y para completar el círculo privado solo nos falta la nueva 8TV del señor Nicola Pedrazzoli, criado en la escuela Berlusconi, con una trayectoria camaleónica que va desde Intereconomía a Trece Tv (ambos a la derecha de la derecha), capaz de la más obscena propuesta comunicativa (en términos simbólicos) que ha reunido a la flor y nata del gallinero mediático más rancio.

Para hacerse una idea de los interrogantes de este sector empresarial y de sus agujeros negros, merece la pena chequear los ingresos que los distintos actores reciben (vía subvenciones o inserciones publicitarias) de la Administración Pública (sea del Estado, de la Generalitat o de los Ayuntamientos catalanes, en especial del de Barcelona). Cuando lo hagamos comprobaremos (¡0h, sorpresa!) que es un toma y daca a favor del unionismo más desacomplejado.

Dicho esto, me parece muy lícito que cada cual lea, vea o escuche lo que quiera, aunque merece la pena saber de antemano con quien uno se acuesta.

Y si saltamos los límites territoriales y queremos conocer qué ocurre en el mundo, hemos de haber cursado previamente algunas clases de idiomas. Los medios que tienen una visión global (siempre algo sesgada,  por muy independientes que sean) son anglosajones y en su mayoría norteamericanos. Unos más conservadores y otros más progresistas, aunque casi siempre muy bien documentados. Para el día a día y entre los primeros elijo “The Wall Street Journal” y “The Financial Times”. Entre los segundos “The New York Times” y “The Washington Post”. De forma más espaciada sigo “The Time”, “The Economist”, “The New Yorker”y “The Atlantic”, aunque mi favorito es “Foreign Affairs”, publicación a mi juicio indispensable si quieres tomar el pulso al mundo. “The Nation” y “The New Republic” completan mis fuentes americanas. Lejos está la época en que Francia era mi preferida; tanto en calidad como en rigor informativo, los medios franceses han caído en picado. De Inglaterra (aparte de los citados) me quedo con “The Guardian” (mi primera lectura matinal) y de Alemania “Sueddeutsche Zeitung” (que procura romper el monótono discurso oficial). Del sector audiovisual, mi fuente favorita es la “BBC” británica, muy por encima del resto de sus competidores en términos informativos. De las agencias de prensa elijo Reuters” (online), que complemento con los flashes de las newsletter de “Politico”, en sus versiones de  Paris, Brussels y London.

Todo esto hay que digerirlo, integrarlo en tus bases previas, completarlo si cabe y procesarlo de nuevo. Toma tiempo y has de disponer de él. Te ha de gustar y compensarte, aunque sea intelectualmente. Si no tienes todo esto y aceptas las obvias limitaciones que ello comporta, puedes optar por una fórmula simple que a continuación propongo: lee los titulares de “El Punt Avui” (puedes suscribirte online). Pasa luego online al “Guardian” (gratuito). Ojea las newsletters de “Politico”, online y también gratuitas, y entra en “Reuters” (online) para ampliar los titulares internacionales de “El Punt Avui” y en “Vilaweb” (puedes suscribirte online) para los temas catalanes.

Olvídate de las redes sociales o utilízalas solo para temas puntuales con gente próxima. No “twittees”; es un pozo que se mueve entre la obviedad y la mediocridad. Lo que es seguro es que ahí jamás encontrarás información documentada.

Hay que buscarse la vida. Los grandes medios de comunicación manipulan la información, incluso sin darse cuenta de ello. Un buen ejemplo lo tenemos ahora en las razones que nos dicen son las causantes del aumento del precio del gas. Yo he tratado de averiguar las causas reales (ver mis columnas “Un maldito embrollo”01/09/2021) (y Rusofobia” 24/12/2021), y he comprobado que son otras. Pero esto no puede hacerse con todo. No compensa.

Los que me conocen de antaño saben que yo siempre tengo un plan de contingencia para casi todo  –también para informarme-  (ahora los cursis le llaman plan B), pero también saben que lo guardo en mi disco duro para uso personal si es necesario. Informarse bien nunca ha sido fácil. Ahora es mucho más complicado, lo que resulta paradójico vista la amplitud de medios que tenemos a nuestra disposición. Esa amplitud ha favorecido la producción de “falsas noticias” (que de nuevo los cursis gustan de calificar como “fake news”), seudonoticias que han existido siempre pero ahora se han multiplicado con la colaboración hiperactiva de las redes sociales. Y es que como decía el Marcelo shakesperiano “algo huele a podrido en Dinamarca”.

Sustituya el nombre del país a su conveniencia y seguro que acertará.

 

En las librerías a partir del 31/Enero/2022

Alf Duran Corner

 

« volver