UNA DE ESPÍAS
Focus: Política
Fecha: 26/01/2017
Ahora que Donald Trump ya ha hecho juramento como Presidente de Estados Unidos y se abre una nueva etapa política de imposible predicción, conviene abrir la carpeta de su misterioso “dossier”.
El periodismo actual, un periodismo de titulares y “recortes de prensa”, puso el foco en la escandalosa noticia de las andanzas del señor Trump en la Rusia post-soviética, cuando no era ni candidato a la presidencia de su país, ni probablemente se le había pasado por la cabeza dedicarse a la política activa. Ahora el tema ya se ha archivado, no interesa, hay temas más noticiables.
Y es justamente ahora cuando hay que hablar de ello. Probablemente lo sucedido marcará la trayectoria del gobierno norteamericano en los próximos cuatro años.
A modo de recordatorio y en base a fuentes directas (no a despachos de agencias de prensa como hacen los medios españoles), trataré de sintetizar los aspectos que yo creo más significativos.
- Donald Trump es un empresario del sector inmobiliario. Ahora es además Presidente del país. Pero su cultura es la propia de un empresario inmobiliario (ver su perfil en “Un “killer” en la Casa Blanca”. http://www.alfdurancorner.com/articulos/UN-KILLER-EN-LA-CASA-BLANCA.html ). Es incapaz de controlar su locuacidad. No se esperan cambios importantes en su comportamiento. La gente no cambia; la gente inteligente se acomoda.
- Vladimir Putin es Presidente de Rusia y ha sido también Primer Ministro. En cualquiera de esos puestos, ha tenido y tiene el mando supremo de su país. Profesionalmente fue, en una etapa anterior de su vida, un espía formado en la KGB, uno de los servicios de inteligencia mejor organizados del mundo. Su cultura se basa en la observancia y el silencio.
- No debe extrañar pues que el portavoz oficial del gobierno ruso (señor Dmitry Peskov) haya declarado que el dossier aparecido es totalmente falso.
- Los servicios de “inteligencia” norteamericanos consideran probado, por otra parte, que personas del entorno de la embajada rusa en Washington “hackearon” (estorbaron) los procesos informativos y documentales del partido Demócrata y de la candidata Hillary Clinton.
- La vida sexual del señor Trump es un tema privado. Dedicarse a merodear por ese territorio es propio de “voyeurs” o de revistas de peluquería.
- Otro aspecto, éste sí muy relevante, es trabajar con la hipótesis de que la vida privada (la vida de alcoba) de un personaje notorio en la Rusia de Putin no existe. Las tecnologías modernas (no las chapuzas de la Camarga) están al alcance de las grandes redes de información de los Estados potentes. Cuando el señor Trump era un mogul y visitaba Rusia, lo más probable es que sus huellas vitales fueran debidamente registradas.
- También es sabido que los registros pueden ser utilizados como potencial chantaje, si las circunstancias así lo aconsejan. Esto es “realpolitik”.
- El origen de este contencioso surge al hacerse público parte del informe que la empresa de “investigación” Orbis Business Intelligence, radicada en Londres, entregó a su cliente norteamericano (Fusion GPS), cliente del mismo sector que estaba interesado en conocer las actividades opacas del equipo del candidato Trump y sus vínculos con el gobierno ruso. Es interesante señalar que los fondos iniciales para pagar los honorarios provinieron de plataformas republicanas contrarias al candidato Trump, aunque al ser nominado la financiación cambió de signo y vino de plataformas del partido demócrata.
- Orbis tiene como socio principal al señor Christopher Steele, antiguo miembro del M16, servicio de “inteligencia” británico en el exterior. El señor Steele, con veinte años de experiencia como officer, vivió en Moscú en los años del derrumbe de la Unión Soviética, y acabó siendo, ya de regreso a Londres, el máximo responsable en temas de Rusia. En un momento determinado, el señor Steele fue uno de los candidatos a ocupar el puesto top en la organización. Se dice que la única razón por la que no fue elegido tuvo que ver con el hecho de que Rusia ya no era, en aquel momento, la principal prioridad. Recordemos que el M16 es el área extranjera de los servicios secretos británicos.
- La credibilidad del señor Steele es absoluta entre sus antiguos colegas de la casa. Se le considera una persona discreta, sólida, rigurosa, íntegra y muy exigente antes de aceptar un trabajo. Esta opinión viene avalada oficiosamente por la CIA y el FBI.
- No es difícil imaginar que el señor Steele (en la actualidad en el ámbito privado) posea una extensa red de contactos oficiales y oficiosos en el país al que dedicó toda su atención durante largos años.
- Una primera conclusión es que existió una interferencia de un país extranjero (en este caso Rusia) en las elecciones a la presidencia de Estados Unidos, y que esta interferencia se desarrolló entre junio y diciembre de 2016. Y esto, sin más consideraciones, es muy grave. La expulsión de 35 diplomáticos rusos por parte del presidente Obama fue la ratificación oficial de esa interferencia. El propio presidente Trump acabó reconociéndolo, aunque no le dio mayor importancia al declarar de forma generalizada y confusa: “Pienso que fue Rusia, pero creo que también fuimos hackeados por otros países y otras personas”.
- Una segunda anotación (a modo de hipótesis verosímil) es que a Putin le convenía el triunfo de Trump para poder enterrar definitivamente el contencioso de Ucrania. Trump es aislacionista, prioriza los problemas domésticos y rompe con la larga tradición internacionalista de los últimos gobiernos americanos. Además, los dos líderes son autocráticos, lo que genera cierta afinidad. Que Putin guarde sus cartas (quizás marcadas) podría ser un pensamiento razonable.
- Para acabar este despiece, veamos lo que declara una revista tan conservadora como “National Review”: “Si Trump no puede refutar algunas de las alegaciones específicas del informe, su presidencia quedará malherida, quizás mortalmente”.
- Más contundente es todavía la afirmación de D.D. Guttenplan en “The Nation”, al otro lado del espectro ideológico, cuando dice: “¿Y si las acusaciones más relevantes resultan ser ciertas? ¿Y si Trump o alguno de su empleados conspiró, con conocimiento de causa, con agentes de un poder hostil para influir en las elecciones americanas, a cambio de promesas respecto a la política exterior de Estados Unidos? El mentor de Trump (Roy Cohn) envió a los Rosemberg a la silla eléctrica por mucho menos”.
Hay que volver a releer las primeras novelas de John Le Carré para situarse convenientemente. Hemos empezado el año con el pie cambiado.
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